Ricote fue el último lugar de España del que fueron expulsados los moriscos en 1613. El proceso de expulsión se desarrolló durante el año siguiente, y se vio afectada la mitad de la población. De ellos nos han quedado restos de la mezquita, el callejero de Ricote, el sistema hidráulico y la mayor parte de los apellidos con los que se nominaron tras la conversión de 1501 siguen siendo utilizados hoy.
El monumento fue colocado en el año 2013, coincidiendo con la conmemoración del IV centenario de la expulsión.